En esta tercera pareja del poemario Mixtilíneas el amor se va transfigurando en desidia.
En el pavimento del salón del palacio
Mármoles multicolores con geométricos dibujos,
Pulidas paredes de estuco veneciano
Y ricos artesonados de maderas nobles
Rodean a los amantes
que se deslizan fácilmente al ritmo de la orquesta.
Gritan sus miradas
Lo que silencian sus labios.
Disfrutan el instante que se alarga, agridulce y onírico.
Otro lugar,
Otros brazos,
Otra voz susurrando sensualmente al oído…
quizá fue solo el tiempo
quien los convirtió en extraños
o fueron ellos los que se fueron desconociendo.
La orquesta sigue sonando…
Como si fuera posible,
Como si compartieran la música, el movimiento y el tacto.
Fingen ser solo uno
Aunque puede que nunca haya sido del todo cierto.
Solo les queda el baile,
Muy de vez en cuando
Para ser lo que han sido…
Hoy, son solo uno por duplicado.
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