Hoy es el decimocuarto aniversario del día en que vi por última vez al padre de mis hijos. Un hombre que afirmó haber tenido en esta vida cuanto deseó y que, por ello, se marchaba en paz, aunque de forma prematura.
A veces, olvido que no estás,
y digo tu nombre en sueños
y creo escuchar tu voz diciéndome
todas esas palabras que necesito oír,
todos esos silencios que llenaban mis días y mis brazos
de fuerza para proseguir.
Son breves instantes, pero el tiempo parece, entonces,
haberse detenido.
En esos días en los que fuimos uno solo,
inmensamente felices en nosotros mismos, satisfechos,
en una vida simple y sin grandes expectativas,
pretendiendo únicamente ser y estar siempre juntos,
con las tres hermosas prolongaciones de nosotros mismos.
Hoy, parece muy lejano aquel tiempo,
en el que brillaban las luces a nuestro paso.
Nunca faltaron besos ni abrazos,
nunca me faltó el brillo de tus ojos
donde aferrar mis pasos indecisos y ofuscados.
A veces, olvido que no estás
y te hablo y te cuento qué es de mí,
en qué he convertido mis luces y mis sombras,
como si un día cualquiera fueras a volver,
como hacías entonces, cada viernes,
o en aquellas interminables conversaciones
en las que ninguno quería ser el primero en abandonar.
A veces, olvido que no estás,
que te marchaste sin mí,
y que ya nunca vas a regresar.
Han pasado muchos días con muchas noches sobre mis ojos,
muchas horas perdidas sin ti,
esperando algo que no va a suceder
que no puede suceder
Y es, ese convencimiento el que me puede…
a veces, y los cielos se abren y la tierra se abre
y yo, me hundo, y me ahogo,
y mi alma escupe fuego y ardo en el infierno.
A veces, olvido que no estás,
porque siempre estás aquí,
conmigo,
acompañándome,
sosteniendo mi alma frágil desde que te fuiste,
consolando mi tristeza,
cuando me siento abandonada.
A veces, olvido que no estás,
pero cuando no es así,
quiero aferrarme al tiempo en que estuviste…
Aunque no puedo porque me faltan tus abrazos,
el cálido sonido de tus palabras diciéndome
que soy lo más importante de tu vida,
lo mejor que te ha pasado nunca.
A veces, olvido que no estás
y quisiera únicamente volver a estar contigo.
Espero que me busques entre la multitud
y confío en que me encuentres,
como siempre hacías antes.
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